Escuela de Negocios
IE Business School
Tomado de aquí en Milenio.com
Basado en la respuesta natural del ser humano hacia la reciprocidad se nos presenta la gran oportunidad de construir una nueva cultura corporativa desarrollando equipos de alto rendimiento en actitud de servicio y generando un profundo sentido de lealtad a la empresa, sembrando además un círculo de gratitud iniciado por el líder a cargo, produciendo un efecto en cascada a todos los niveles y contagiando en toda la organización.
La forma más simple de arrancar es simplemente procurando a cada uno de los que estén a nuestro cargo, esto los hará sentir que no sólo pertenecen a una organización, sino que importan, mucho más allá de un resultado de negocio, como personas. Preocuparnos por los asuntos personales de nuestros empleados directos y tomarlos seriamente se convierte en un asunto de negocios, ya que todos y cada uno afectan los resultados de las personas.
Si nos preocupamos por los intereses de las personas a nuestro cargo, la respuesta natural del empleado será preocuparse por los intereses de la empresa en una reciprocidad inmediata, además de sentir una reacción, también natural, a hacer lo mismo por la gente a su cargo respectivamente. Simple naturaleza: si no les fallamos, ellos no querrán fallar; si confiamos en ellos, ellos confiarán en nosotros.
La cultura de reciprocidad que propongo debe ser creada en una estructura viral, poco a poco, tomando cada decisión con entrega completa y verdadera, de corazón, para que esto pueda esparcirse como una nueva forma corporativa de comportamiento con credibilidad y convicción absolutas. Es probable que cada vez que alguien requiera nuestra atención tomemos un minuto para medir la importancia y actuar en consecuencia, al menos ellos sentirán que siempre que requieran atención, lo obtendrán. Una reunión laboral común que se cancela es normal, una reunión personal para un tema importante para el empleado no se olvida.
Pero no nos confundamos, no se trata de abrir la puerta con cualquier tipo de solicitud, simplemente debemos detectar lo que importa y afecta la vida de nuestros empleados. Debemos ser extracautelosos en la forma de abordar los temas, no se trata de convertirnos en terapeutas gratuitos bajo un paternalismo absurdo que abandone el clima laboral, o peor aún, en un sistema moderno de esclavitud basado en una gratitud vitalicia que le impida a los empleados preocuparse por sus propias necesidades por anteponer las de la empresa o del jefe.
María del Carmen Rotter Alday. Directora de Televisa
Consumer Products, Alumni IE Business School