Mi buen amigo Nando me sugirió redactar una colaboración para su blog, y he tardado algunos meses, y me ha valido alguno que otro recordatorio, pero justo hoy por la tarde me cruzo por la mente una relación de eventos que casualmente dan en el blanco sobre algo que es muy interesante, el efecto de desear algo llevado a la mercadotecnia.
En esta primera parte les platicaré de una primer formula exitosa de este título y es una pequeñísima tienda llamada Sprinkles. Un domingo por la noche con las luces apagadas como sus negocios vecinos, se ve una vitrina mas, pero durante el día, esa cuadra del Bvld. Santa Mónica justo a 2 cuadras de Rodeo Drive sorprende a todos, algo paso y es indescriptible, la mitad de la cuadra tiene una formación de personas de cualquier raza, estrato social, alturas y aunque suene extraño diferentes tipos de cuerpos, no solamente panzoncitos se pueden ver ahí.
La fila termina en una puertecita de cristal que sencillamente dice “favor de mantener la puerta cerrada, para mantener la frescura de los cupcakes” … así es, la gente hace filas de hasta una hora para obtener un preciado “cupcake” el cual lo podemos describir como un pastelito con cubierta. Pero no es cualquier cupcake, la receta es secreta, la misma tienda vende la mezcla para prepararlos en casa. Pero volviendo a la puerta, una vez que logras tener enfrente el dichoso cartelito y se abre mágicamente para que salgan las personas que te van a dar lugar a ti dentro, salen sonrientes y son el justo “objeto de deseo” de TODOS en la fila, entras y de frente te encuentras con un mostrador de cristal y al otro lado, bandejas con 12 distintos tipos de cupcakes presentados como si fueran productos de Tiffany’s.
La joya de la corona de la marca es el red velvet. Los empleados, jóvenes con sonrisa permanente e impecablemente presentados, te preguntan tu nombre y te piden tu orden, apuntando en su listita como nuestras famosas listas de tacos en las que escribes la cantidad que quieres de cada tipo. A un lado de ti tienes solo a una persona antes de la caja registradora, y cuando terminas tu orden te das cuenta que detrás de ti y frente a la vitrina que da a la calle hay una barra con 3 sillas, las cuales están ocupadas por gente que espera. La mecánica es: pedir, esperar a que digan tu nombre para pagar tu orden. Justo pagando te entregan tu paquetito muy coqueto de cartón café oscuro, y está sellado por una calcomanía con el logo. A un lado de la caja registradora puedes ver una pared con mercancía de la tienda, entre ellas, cupcakes para perritos, una monada… Ojo, el diseño de la tienda no es cualquier cosa, es creación de un arquitecto que emula las panaderías francesas pero con toque moderno. Saliendo de la tienda, sientes esa felicidad de tener el objeto de deseo de todos los de la fila, ya traes tu paquetito café, aunque ya le hayas dado un mordisco dentro de la tienda. Ahora, la sensación… mmmm delicioso, no es empalagoso y es muy ligerito, de forma que uno lo deglutes rápidamente y lo gozas.
¿Cuál es el caso del éxito de Sprinkles? No es lo caro, el precio es razonable para una ciudad tan cara como Los Ángeles. Es la factibilidad de que se vayan a acabar. El local es muy pequeño, la producción es diaria, la gente enloquece y le angustia en la fila de que vaya a alcanzar los cupcakes que se está imaginando. El sólo hecho de ir, ya esta creando el deseo, la ciudad es muy grande y es la única tienda. Definitivamente el producto es muy bueno, pero la estrategia de comercialización es por si, excelente.
¿Cuál es el futuro de Sprinkles? tienen una pequeña lista de sólo 6 tiendas actuales en EUA, y una lista mas larga de ciudades que abrirán próximamente. Este simple elemento agrega aun mayor deseo a la adquisición del producto, disponibilidad, no lo hay en todos lados.
Link: http://www.sprinkles.com
Hasta la próxima, Falina Domínguez
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Muchas gracias Falina, a ella la pueden encontrar en falina@e-lem.com