Una de las preguntas más frecuentes hoy en día es: ¿vale la pena realizar una investigación dado los sentimientos actuales de los consumidores?
Estudios recientes muestran que entre los consumidores, la incertidumbre sobre el futuro y el impacto que tendrá la pandemia en sus vidas diarias es alta (alrededor del 60%). Las proyecciones de salud predicen una situación de regreso a la nueva normalidad seguida de una recesión, por lo que es muy probable que el impacto en el sentimiento del consumidor se estabilice de 6 hasta 18 meses.
El sentimiento del consumidor puede influir en las decisiones y opciones, y cada uno puede reaccionar de manera diferente en la crisis. Según estudios el 17% de los consumidores son optimistas, alrededor del 24% son pesimistas y aproximadamente el 60% no está seguro sobre el impacto de COVID-19 en la economía y su perspectiva financiera personal. Sin duda, estos números cambiarán con el tiempo a medida que se desarrolle la situación y tal vez ya estén desactualizados, después de una semana.
El sentimiento es diferente ahora que hace seis meses, pero la pregunta del millón es cómo será en seis, 18 meses cuando la crisis desaparezca. Probablemente podríamos distinguir un sentimiento diferente en tres puntos en el tiempo: ahora, antes y después de la crisis.
Para resumir, el sentimiento probablemente se mantendrá bajo en los próximos 18 meses. Hacer predicciones sobre algunos temas será complejo, difícil o imposible, para algunos giros, pero es necesario prepararnos para posibles escenarios, es una apuesta más segura.
En momentos como estos, la investigación del consumidor debe ser una herramienta real en manos de los tomadores de decisiones, algo en lo que confíen para mantenerse al tanto de las olas y no solo un dispositivo de ajuste cuando todo funciona sin problemas. Además de ayudar a prepararse para cuando se logre normalizar el trabajo y superar los difíciles desafíos que se tendrán por delante.