Dueñez*Empresaria
Carlos A. Dumois
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Publicado por Noroeste.
No permitamos que la inercia o la ligereza determinen cómo compartimos la propiedad en nuestra empresa.
Los planes hereditarios de muchas familias empresarias no están diseñados para asegurar la permanencia. Responden más a cuestiones sentimentales que a un proyecto patrimonial de largo plazo. Las familias empresarias que logran prosperar y perdurar diseñan cómo compartir su patrimonio de manera inteligente. Sus motivos para decidir el reparto accionario son trascendentes y estratégicos. Su visión para armar configuraciones propietarias funcionales se orienta hacia la creación de riqueza de manera permanente.
Si la forma como se procura compartir la Dueñez no redunda en un sistema integral de elementos que facilite la acción sinérgica entre los socios, seguir juntos a través de las generaciones tarde o temprano llevará a la destrucción de valor.
La sinergia organizacional es el fundamento de la multiplicación de valor de cualquier compañía. Si al crecer, los nuevos integrantes de la organización no hacen más productivos a los que ya están en ella, entonces si acaso sumarán y, a la larga, destruirán valor.
Si lo que vale una empresa crece en proporción mayor que el incremento de su tamaño, la multiplicación está ocurriendo. Sólo sinergizando, es decir, complementándonos unos a otros, es como podemos lograrlo.
Son tres los pilares que construyen la sinergia en la empresa. Dos de ellos, la Querencia, que es el compromiso colectivo de cara al futuro, y la Fórmula de Gobierno, que es el acomodo integral de los liderazgos para optimizar el ejercicio del poder, los hemos tratado anteriormente. Hoy toca hablar de la Fórmula de Propiedad.
El sustento legal que acredita quién es el propietario y quién puede autorizar el ejercicio del rol de dueño, es justamente el de la propiedad. Éste es el factor que determina la obligación y el derecho para ejercer la Dueñez, e incluye todas las condiciones patrimoniales que impulsan o inhiben el manejo efectivo de ese rol.
La Fórmula de Propiedad es entonces la configuración patrimonial que determina y condiciona quiénes tienen el poder para ejercer la Dueñez y cómo la practican. Esta fórmula es una combinación de estructuras, convenios y mecanismos patrimoniales que pueden facilitar o dificultar el óptimo manejo de la gestión del rol de dueño.
A la larga, el problema de la propiedad es un asunto de saber compartirla. Por herencia, por llevar la empresa a la Bolsa de Valores, por conveniencia estratégica de aliarse, o por origen, toda compañía tiende a conformarse como una sociedad de distintas personas. Es evidente que mientras más grande sea ese número de personas, más importante será desarrollar una Fórmula de Propiedad funcional.
La funcionalidad de la Fórmula de Propiedad depende de las condiciones de gobernabilidad que ésta facilita. A su vez, estas condiciones son las que favorecen o entorpecen que los mejores talentos disponibles en la sociedad sean quienes ejerzan el rol de dueño sin un alto nivel de desgaste en el ejercicio del poder. También esas condiciones pueden favorecer, o entorpecer, la capacidad de la empresa para crear sinergia externa a través de sociedades y alianzas estratégicas.
Si la fórmula obstruye la gobernabilidad, o los líderes más talentosos para crear valor no pueden gobernar, o tienen que emplear gran parte de sus energías en gestiones políticas y negociaciones internas para poner de acuerdo a los socios, la empresa pierde flexibilidad y capacidad de respuesta a los retos y oportunidades para crear valor.
La estructura de capital y su formato jurídico son parte fundamental de esta fórmula. Los tipos de acciones, los grupos de control, las compañías tenedoras o holdings, los fideicomisos y su diseño, las escrituras constitutivas, los mandatos y acuerdos privados, los testamentos y proyectos hereditarios, son todos ellos instrumentos que integran la fórmula. Detrás de estos mecanismos puede diseñarse toda una Ingeniería Patrimonial para vincular la propiedad con el buen ejercicio de la Dueñez.
El criterio general para este diseño es facilitar que tengan el control quienes más capacidades tengan para crear valor y para gobernar por el bien de la sociedad.
El sistema de libre empresa de los Estados Unidos es aquí donde encuentra un gran desafío. La democracia patrimonial a la que tienden las compañías norteamericanas, atomizando la propiedad en millones de accionistas, hace difícil encontrar quién juegue apropiada y efectivamente el rol de dueño. Por eso muchas grandes corporaciones del vecino del norte carecen de Dueñez. Es muestra de ligereza el sólo considerar la opción de heredar todo en partes iguales. También lo es el no estudiar a fondo todas las opciones con expertos que ayuden a pensar con seriedad en el futuro.
La inercia acarrea y aprisiona a muchas familias empresarias al definir su Fórmula de Propiedad. También las remolca cuando las ata a un sistema patrimonial que no se actualiza a las necesidades y querencias renovadas de la familia y de la empresa, proyectadas al futuro.
La Fórmula de Propiedad es parte integral de la construcción de la perdurabilidad del negocio familiar. No la tomemos a la ligera ni dejemos que la arrastre la inercia.
Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
c_dumois@cedem.com.mx
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