Excelente columna: ‘Causas de nuestra crisis’

Link a artículo de Noroeste aquí.
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Empresarios en crecimiento
Carlos A. Dumois
20-03-2009

Antes que seguir averiguando las causas de los desequilibrios del entorno, vigilemos las posibles causas de nuestras crisis internas.

Estos últimos diez días he podido acercarme a cómo están viviendo el actual entorno adverso empresarios de distintas ciudades de Europa. Participé en una serie de reuniones en Londres, Madrid y Barcelona.

Encontré de todo: gente optimista que ve hacia adelante grandes oportunidades; hombres de empresa preocupados, pero que no están haciendo gran cosa por cambiar la situación de sus negocios, y gente decididamente pesimista que está dejando morir o preparándose para la muerte de su empresa.

Lo curioso es que no encontré esa diversidad de posturas ante la crisis como patrón de una ciudad o de otra. Hubo optimistas, despreocupados y pesimistas en todas las ciudades y todos los sectores.

Lo que sí me encontré fueron empresarios que están trabajando y que tienen mucho que enseñarnos. Hombres recios decididos a sacar adelante sus proyectos a como dé lugar. La interacción con ellos me llevó a analizar cuáles son las causas que en la realidad provocan la necesidad de hacer cambios radicales en nuestras empresas para recuperar el camino de la viabilidad y del éxito. Encontré que las causas que provocan la necesidad de un viraje radical en nuestra empresa son de tres índoles.

Una de estas causas se puede afirmar que ocurre cuando la oportunidad sobre la cual hemos armado nuestra estrategia de negocio es irreal, ya sea por una comprensión errónea de las necesidades del mercado, por una excesiva valoración de nuestras capacidades para satisfacerlas competitivamente, o porque las circunstancias cambiaron y las preferencias y alternativas que ahora tiene nuestro cliente lo llevan a poner en segundo plano nuestra oferta.

Las oportunidades son la base de nuestro modelo de negocio. Si nuestra apreciación de ellas es falsa u obsoleta, nuestro modelo perderá vigencia. Ya hemos vivido entornos tormentosos, como el actual; no son para nosotros novedad. Necesitamos estar alerta ante el mercado para determinar si nuestra oportunidad sigue viva, si no ha cambiado, si no ha perdido validez.

Preguntémonos si los clientes siguen valorando igual nuestra propuesta. Acerquémonos al cliente e indaguemos si seguimos siendo su mejor opción, si nuestro producto tiene atractivo, si le generamos valor de forma dramáticamente superior, o si fácilmente puede suplirnos con otra alternativa o simplemente puede no cubrir por ahora esa necesidad.

Otra causa a considerar puede consistir en que la misión o definición de negocio que hemos trazado no embone con las decisiones operativas para llevarla a cabo. Es decir, que no exista coherencia entre la manera específica en que yo he tratado de lograr mis objetivos, con los objetivos mismos.

Dicha falta de consistencia puede haber existido desde antes de esta crisis; y ahora simplemente se ha hecho más evidente que mis caminos de operación no guardan concordancia con mi estrategia trazada.

Decimos que vamos a competir haciendo las cosas de una determinada forma; pero a la hora de la verdad no respetamos esa forma, y hacemos las cosas de manera distinta, sin coherencia con la estrategia diseñada o acordada. Las estrategias funcionan cuando se aplican cabalmente, y se guarda conexión clara entre su aplicación en los terrenos comercial, operativo, organizacional y financiero.

Finalmente, aun si hay realismo y actualidad en nuestro modelo de negocio, y coherencia y encadenamiento lógico en los caminos de implementación, otra razón por la que puede darse en mi negocio una situación crítica que requiera de un viraje rápido puede ser la falta de determinación y constancia para implementar eficazmente las decisiones tomadas y lograr los objetivos trazados.

Muchas veces hemos visto buenas estrategias que nunca cuajan, por falta de consistencia en el avance de su implementación. Hay empresarios buenos para crear visiones poderosas, viables y en principio eficaces; pero que luego no son capaces de ejecutar efectivamente lo que se han propuesto.

La falta de la adecuada ejecución, o la pobre capacidad de ejecución, son causas muy frecuentes de crisis empresariales. No se curan con nuevas estrategias; se curan con buena ejecución, y si no la tenemos en casa, tenemos que traerla de afuera.
En síntesis, la permanencia de nuestras empresas exige, sobre todo en épocas de crisis, estar revisando y fijando bien los objetivos, diseñando los medios idóneos para lograrlos, y poniéndolos en práctica de manera eficiente.

La permanencia de la empresa no puede dejar de ser objetivo fundamental de la Dueñez*. Si la compañía que dirigimos necesitara de cambios substanciales para garantizar su permanencia, hemos de estar seguros de que lo detectaremos a tiempo, que validaremos la vigencia de nuestra estrategia de creación de valor, que vigilaremos la coherencia de la manera como la aplicamos y que aseguraremos una ejecución efectiva de sus medidas más relevantes.

c_dumois@cedem.com.mx
Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

“Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.

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