Leyendo en días pasados la columna de Enrique Quintana en Reforma, tengo las siguientes reflexiones, sobretodo, pensando en una plática que tuve ayer con una amiga sobre la situación actual y lo que viene:
1. Va a cambiar la geografía económica del mundo. Nada va a ser gratis y el que la crisis se haya originado en Estados Unidos va a traer consecuencias, una de ellas pienso que será la de su pérdida de peso en la economía mundial y, por ende, sus empresas se debilitarán.
2. Vamos a ver cosas que nunca pensábamos que podían suceder. Ayer mismo, Bill Clinton a nombre de su país ¡solicitó lana a los otros países para el siguiente rescate de Estados Unidos! Increíble, tal como a México le otorgaron lana en el 1994-95, ahora es al revés.
3. Los impuestos van a subir. Simplemente, toda la lana que se va en rescates bancarios (para que no presten dinero porque ‘las condiciones no son las óptimas’), subsidios o construcción de infraestructura de algún lado tiene que salir y quienes van a pagar vamos a ser nosotros, independientemente del país en el que estemos.
4. Las empresas van a planear mejor. Esto tiene que ver con la planeación de sus flujos y sus créditos. No se solicitará crédito como antes. Me impresiona que muchas personas y empresarios ni siquiera han tomado medidas preventivas, saben que la situación se tornó un poco más difícil y lo sienten pero no han tomado una sola medida dentro de sus organizaciones. Impresionante.
5. Las empresas tendrán que revisar su fórmula de negocios. Habrá muchas cuyos escenarios y mercados cambiaron, ya no serán los mismos. Las zonas donde se encuentren las utilidades no serán las mismas. El que no sepa adaptarse, no sobrevivirá. Empresas obsoletas no seguirán y son demasiados los casos en donde reina la obsolescencia, nada más piensen en marcas de carros y quienes son los que realmente marcan tendencia con los gustos y deseos de sus consumidores. Las pequeñas empresas que no tengan la capacidad de hacer un viraje en su fórmula de negocios tendrán menos capacidad de sobrevivir.
6. Los clientes han cambiado. Hay muchos casos de esto, uno de ellos son los retirados de Estados Unidos, simplemente, sus ingresos bajaron, muchos perdieron su dinero, tendrán compras menos especulativas o gastarán menos. Muchos grupos de consumidores se han visto mermados en sus ingresos.
7. Sobrevivirán los eficientes. Solo aquellos que sepan aprovechar las oportunidades y que tengan la capacidad de mover a sus empresas hacia las zonas donde se encuentren las utilidades, sobrevivirán.
8. El marketing tendrá que ser más eficiente. Los marketers tendrán que ser más efectivos y generar retornos de inversión en sus acciones. Siento que el proceso del marketing es más importante que en años y crisis pasadas, y que los marketers estarán más obligados y presionados que nunca por llevar a cabo acciones rentables, a generar valor de marca, estrategias de branding efectivas y recursos para sus compañías.
Hoy más que nunca hay que observar las oportunidades que se encuentran en frente de nosotros y las hemos desaprovechado. Sólo aquellos que tengan esta capacidad serán los líderes del mañana.